Plato veraniego, fresco, fácil de hacer y,
por si eso fuera poco, económico, que como la cosa siga igual me veo buscando
un pluriempleo.
Podéis hacerlo empleando un puré de patatas
casero, que resulta muy simple y fácil de hacer: únicamente tenéis que poner a
cocer unas patatas peladas y cortadas a trozos gruesos, con agua suficiente
para que las cubra y una pizquita de sal y dejar hervir hasta que estén
blandas. Una vez cocidas, las pasáis por un pasapurés y añadís una cucharada de
mantequilla y removéis bien. ¿Fácil, verdad? Pues aún es más fácil de hacer
utilizando puré de patatas en copos del que venden ya hecho. Yo he utilizado
ese y os aseguro que el resultado ha sido estupendo, probad y veréis.