Este verano, aprovechando unos días libres, decidimos hacer una escapada por el Pirineo oscense. Pernoctamos en el Balneario de Panticosa y aprovechamos la cercanía para visitar un par de sitios de los que nos habían hablado maravillas.
Hoy os hablaré del que visitamos en el valle de Hecho, en un entorno maravilloso, donde se encuentra el Restaurante Gaby, en Casa Blasquico. Situado en una antigua casa, convertida hoy en una preciosa hostería, con 6 habitaciones, el Restaurante posee numerosos premios gastronómicos y, a día de hoy, tiene una cocina que no desmerece antiguos laureles.
Evidentemente, es necesario reservar mesa (aunque no precisa demasiada antelación), y el viaje hasta Hecho vale la pena.
Pocas mesas, pero bién servidas, tanto por Gaby, el alma del negocio, como por el resto de personal. Bodega, corta, predominando las referencias del Somontano, como es obvio.
En cuanto a la carta, pocos platos, pero muy logrados: cocina tradicional mezclada con alguna interpretación de autor y con una materia prima excelente. Nos permitieron pedir medias raciones de tal modo que pudimos probar muchos de los platos de la carta: sublimes sus verduras rellenas (plato estrella de la casa), grandes los crepes de setas y unas pochas que quitaban el sentido. El cordero guisado a la manera tradicional y el que hacían al horno, deshuesado, son una maravilla. Me quedaron por probar los garbanzos con cocochas, de los que había oído hablar maravillas, pero alguien se me adelantó ese día y me dejó con la miel (vamos, con los garbanzos) en los labios.Excusa para volver otra vez.
No dudéis, si estáis por la zona, en reservar mesa en el Restaurante Gaby, lo disfrutaréis.
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