Aunque lo habitual es preparar mermeladas
con frutas, hoy os traigo aquí una que ha supuesto un gran descubrimiento para
mí: la mermelada de tomate. Exquisita, combina bien con mantequilla en una
tostada, pero también lo hace de maravilla con elementos salados y, muy
especialmente, con los quesos. Además, posee una serie de ventajas innegables,
como, por poner solo un ejemplo, la de llevar la mitad de azúcar que una
mermelada de fruta (que suelen llevar el mismo peso de azúcar que de fruta,
mientras ésta lleva la mitad de azúcar).
Esta receta no solo se realiza muy fácilmente con la thermomix (mi
recién descubierto juguetito de cocina), sino que también es muy fácil de
realizar siguiendo el método tradicional. Aquí va la receta de la MERMELADA DE TOMATE CASERA.
INGREDIENTES
1 Kg. De tomates maduros
480 gramos de azúcar (yo he usado 300 gramos de azúcar blanco y
180 de azúcar moreno)
1 limón
2 clavos
ELABORACION
Lo primero que tendremos que
hacer será pelar y quitar las pepitas a los tomates. Para ello, pondremos una
cazuela llena de agua al fuego y cuando hierva echaremos en ella los tomates a
los que habremos hecho un pequeño corte en cruz en uno de sus extremos. Más o
menos en cinco minutos, sacaremos los tomates del fuego, los dejaremos templar
y veréis como los podemos pelar con facilidad. Los cortaremos por la mitad y
les quitaremos las pepitas.
Seguidamente cortaremos los tomates en trozos muy
pequeños, pero lo haremos a cuchillo, para que nos quede algún trozo en la
mermelada.
Pesaremos los tomates y los
introduciremos en una cazuela grande con tapa. Seguidamente, pesaremos el
azúcar y echaremos un poco menos de la mitad del tomate y lo introduciremos en
la cazuela junto al tomate y al zumo del limón. Taparemos la cazuela y
dejaremos reposar 1 hora aproximadamente para que el azúcar se vaya disolviendo
junto al agua que sueltan los tomates.
Pondremos la cazuela a fuego
medio durante 8/10 minutos y espumaremos. Luego subimos el fuego al máximo y
sin dejar de revolver cocinaremos otros cinco minutos más. Pasado ese tiempo,
bajamos el fuego (ponemos fuego lento) y cocemos de 20 a 30 minutos más, hasta
que consigamos la espesura buscada. Teniendo en cuenta que al enfriarse espesa,
sacaremos una cucharada de mermelada, la enfriaremos rápidamente (metiéndola un
par de minutos en el congelador, por ejemplo) y comprobaremos su espesura. Si
sigue clara, seguiremos cociendo un rato más hasta obtener la consistencia
deseada.
Dejaremos templar la mermelada,
la introduciremos en unos botes y los guardaremos en el frigorífico.
Si vamos a hacer conserva con ella,
esterilizaremos unos botes de cristal con tapa metálica de rosca (hirviendo en
una olla 10 minutos completamente cubiertos de agua y separados unos de otros
por un trapo para que no se golpeen entre ellos). Secaremos bien botes y tapas
y echaremos, con ayuda de un embudo, la mermelada en el bote (aún caliente),
hasta dejar 1 cm al borde del bote. Cerraremos bien y volveremos a introducir
en la cazuela, separados de nuevo por un trapo y completamente cubiertos de
agua y dejaremos en agua hirviendo durante 20 minutos. Pasado ese tiempo, los
dejaremos templar y podremos guardar en un lugar fresco, seco y oscuro para que
se nos conserve durante meses.
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